La narrativa en el duelo

Cuando hablamos de narrativas en un proceso terapéutico nos referimos al relato de la persona sobre su vivencia, en todas las dimensiones. Esta forma de expresión es una característica humana que nos diferencia de otros seres vivos, y a través de la cual somos capaces de formular los eventos que nos ocurren, con el fin de darles significado y una continuidad en nuestras vivencias. Robert Neimeyer es uno de los expertos que crea esta forma de trabajar desde las narrativas, junto con sus colaboradores, y desde la teoría constructivista, propone un modelo de acompañamiento a personas que están en proceso de duelo.

Hoy nos centramos en este tema porque recordamos que el día 21 de marzo se celebró el día internacional de la poesía y ésta, conforma una parte importante de la manera creativa en la que ponemos palabras a nuestras vivencias, nuestro sentir o nuestra mirada a lo que nos rodea. En otra de las entradas del blog, hablamos de la escritura como elemento terapéutico, y en esta entrada, queremos profundizar un poco más sobre la importancia que tiene en el proceso de duelo las palabras, pues es el canal hacia la reconstrucción de nuestros significados tras la difícil experiencia ante la muerte de un ser querido. Y si esto lo hacemos de forma compartida, encontramos comprensión ante el sufrimiento que nos promueve dar una nueva orientación y reconstrucción a nuestra vida con lo ocurrido.

Dentro de estas narrativas, los autores Levitt y Angus nos proponen una diferenciación a la hora de ahondar sobre la vivencia:

  • Las narrativas externas: nos referimos a lo ocurrido, a los hechos como fueron.

  • Las narrativas internas: lo que hemos sentido, pensado, es decir nuestra mirada interna de lo ocurrido.

  • Las narrativas reflexivas: orientada a los significados.

La combinación de éstas nos ayuda a poder recorrer el camino y resignificar nuestra vida tras el acontecimiento de la muerte de una persona querida.

En el proceso del duelo hay diferentes tareas sobre las que profundizar en el relato con el fin de dar sentido a la experiencia acontecida, y son las siguientes:

  1. Procesar el acontecimiento vivido, lo ocurrido ante la muerte.

  2. Aprender a vivir con el vacío físico que nos deja la persona y mantener su presencia, es decir dar continuidad al vínculo de una nueva manera.

  3. Encontrar significados para continuar la vida, reconstruyendo hacia donde orientarnos, con creencias y valores que se modifican tras un acontecimiento tan importante.  

Así, como nos dice Neimeyer, se trata de la integración de la pérdida en el relato de nuestra vida, siempre con una representación de la persona en nosotros.

Con esta idea de que las narrativas ayudan a organizar los acontecimientos y la experiencia personal, en el acompañamiento que realizamos desde Vida y pérdida a las personas en duelo, vamos poco a poco recorriendo los diferentes momentos y necesidades del proceso de cada uno. Y buscamos maneras de facilitar el orden interno fomentando la escritura compartida. En este sentido, con nuestros grupos promovemos dos actividades de elaboración; primero desde la relación con las personas del grupo compartiendo, y posteriormente, a través de la escritura individual con tareas.

Al compartir comenzamos poniendo palabras y escuchando en el relato de otros nuestra propia vivencia. Y la escritura nos ayuda a organizar los pensamientos y nuestros significados. Al principio del duelo uno no sabe por donde empezar, y cuando hacemos la propuesta de escribir, muchas personas nos dicen: “¿Sobre qué? Son tantas cosas, y tanto dolor…” Por eso, tener una guía en lo que escribir, ayuda para iniciar esta labor. También hay otras personas que, intuitivamente, han empezado a escribir como manera de aliviar el dolor, acortar la distancia que crea la muerte, buscar nuevas miradas en el proceso y elaborar la vivencia. Algunos escriben a su ser querido, otros hacen un diario de su dolor, trasladan sentimientos y sensaciones, y hay personas que lo hacen desde los recuerdos, todas las maneras ayudan.

Otra forma de trabajar las narrativas, es desde procesos creativos, a veces nuestra capacidad de simbolizar a través de otros relatos: de canciones, poesía, metáforas, libros escritos desde la experiencia, películas e incluso imágenes, dibujos o cuadros. El arte es un canal que nos ayuda desde otro lugar a poner relato a nuestra vivencia, a comprender y dar un nuevo sentido a la vida. En los encuentros con las familias, proponemos actividades desde esta manera de expresión, y también muchas de las personas van descubriendo sus propias maneras de hacerlo. La realidad es que la creatividad de las familias que acompañamos en Vida y pérdida, sin duda está inspirada desde grandes historias de amor.

“Los significados no pueden darse, deben descubrirse a través de la experiencia propia". Yrving Yalom (1991)