El dolor en el duelo: diferentes expresiones
Como hemos compartido en anteriores ocasiones, el duelo es nuestra respuesta natural ante una pérdida importante e irreversible para adaptarnos de nuevo a la vida. Como decía el psicólogo Massimo Recalcati en su libro “La luz de las estrellas muertas”, es un proceso en el que intervienen tres elementos: el tiempo, el dolor y la memoria.
El tiempo es necesario para elaborar la vivencia, y no es uno concreto, cada persona tiene el suyo. Como dicen las familias de nuestros grupos: lo que es importante no es el tiempo que pase, sino lo que hacemos en este tiempo.
La memoria es fundamental, porque sujeta al sentir de lo vivido, lo pasado, lo presente y lo futuro, pues si no existiera esta memoria, el duelo no tendría el mismo sentido, ni tampoco la vida.
Y el dolor, es el prisma fundamental en lo que etimológicamente supone el duelo. Y tiene muchas formas diferentes de expresión sobre las que hablaremos en esta entrada.
Al acompañar a personas en duelo, reafirmamos la idea de que cada proceso es tan único como personas existen, y por eso, las formas del dolor también son características; cada persona refleja su sentir en su esencia y hay tantos dolores como pérdidas. Aunque cada duelo es diferente, sí existen elementos comunes que nos acercan a entender el proceso. Ponerle palabras al dolor y compartirlo, nos ayuda a sentirnos acompañados, así como a naturalizar muchas de las formas de expresión que tiene nuestro dolor.
Al principio existe un intenso dolor que está relacionado con las circunstancias de la pérdida y que se puede vivir con cierta angustia, con preguntas, pensamientos reincidentes e imágenes difíciles. El Modelo Integrativo-Relacional de la psicoterapeuta experta en duelo Alba Payás lo incluye en la dimensión traumática:
Ante una muerte: cómo se ha producido, si aparece sufrimiento en la enfermedad, accidente, suicidio…
Ante una ruptura de pareja: el desenlace, cómo se cierra la relación, si hemos decidido o no la ruptura, si descubrimos un engaño…
Ante una catástrofe y la pérdida del hogar: aquello ocurrido para sobrevivir, daños causados, la sensación de peligro…
Ante una enfermedad: pruebas y tratamientos realizados, tiempo de espera, manera de comunicar la noticia…
Todos estos momentos suelen tener en común un dolor que se hace más intenso cuanta más sensación de soledad, miedo e impotencia se haya vivido. Es necesario darle un espacio para calmar lo que abruma de manera más o menos intensa en los primeros días, semanas o meses.
Dolor relacionado con la ausencia y el vacío por la persona que no está, por la falta de salud o por la pérdida de un hogar… Abarca casi todo el espacio y poco a poco, permitirnos estar en él ayuda a aceptar lo ocurrido. Es una sensación muy física, que muchas personas dicen que la sienten como si fuera un hueco en el estómago; otras en la respiración, como si el aire no llegara, otras con dolor corporal y/o nudo en la garganta. Cuesta sostener este dolor y, para protegernos de él, intentamos llenarlo con actividades, planes fuera de casa, o con ruido para romper el silencio que nos inunda. Quizá nos centremos en el cuidado y protección a otros, trabajando mucho o simplemente con distracciones que nos calman de este sentir. Nuestro modo sería como de “supervivencia” para, poco a poco, ir aprendiendo a dar espacio a ese dolor.
Dolor relacionado con los cambios que se producen en nuestra vida y en las rutinas. Sentimos que ahora el tiempo es diferente, que nuestros hobbies o trabajo no tiene la misma motivación, ni significado. Perdemos la ilusión, y en ocasiones, incluso las ganas de vivir. La pérdida da la vuelta a todo nuestro orden y remueve todos los cimientos, valores; lo que antes tenía significado para uno, ahora no. Afrontar estos cambios nos lleva en tiempo largo.
Dolor que tiene que ver con los recuerdos cuando se trata de una muerte o una ruptura, con el vínculo y todo lo que nos une a esa persona. Con la desaparición de nuestro hogar. Hablamos de todo aquello que la pérdida se lleva de uno mismo. El vínculo es algo que no se pierde, pero hemos de caminar en el proceso del duelo para transformarlo y nos ayuda hacerlo a través del recuerdo. Al principio, recordar nos cuesta muchísimo, porque cada vez que evocamos nos lleva al dolor del vacío, de lo que no se volverá a vivir. Es por esto que intentamos no recordar. Sin embargo, y poco a poco, es este recuerdo el que nos ayudará a volver a la vida, con nuestro vínculo muy presente, transformando ese dolor en amor. Por eso, cuando uno se sienta con cierta capacidad para sostener algún recuerdo, hablarlo o escribirlo nos ayudará a caminar por el duelo.
Dolor por la falta de futuro compartido, tiene que ver con lo que no podremos vivir, con nuestros planes truncados y tiene que ver con afrontar el futuro: la dificultad de seguir con la vida y nuestro aprendizaje por afrontar una nueva etapa. Como dicen muchas personas que acompañamos, hay un antes y un después en nuestra vida. Este dolor puede expresarse en forma de culpa; otras en forma de miedo y necesitaremos de un tiempo para afrontarlo, ya que pensar en el futuro produce mucha angustia.
Dolor por los demás es el que sentimos cuando el otro sufre por nosotros y nos cuesta ponernos en un lugar de consuelo común. En este sentido, silenciar para evitar que los demás vivan dolor, no hace más que aislarnos, por eso, es importante buscar un equilibrio entre proteger y compartir.
Aunque hemos representado algunas formas de dolor, seguro que hay otras muchas más. Dar espacio a la persona en duelo, ponerle palabras a la vivencia, verbalizarlo, compartirlo con otros y/o escribirlo, ayuda mucho a permitirnos sostener el dolor para, más adelante, poder elaborar e integrar. Poco a poco vamos aprendiendo a tolerar lo desagradable de este tiempo, creciendo en nuestra nueva persona y permitiéndonos, para con cuidado caminar por él: día a día, poco a poco, semana a semana, mes a mes y año a año. Porque el duelo no tiene tiempos, sino nuestra propia capacidad para elaborar, integrar y transformar todas las caras del dolor en amor y gratitud por todo lo vivido.