Recursos para el duelo: La creatividad

El camino del duelo, es difícil y cansado. Cuando muere un ser querido muere, la vida no vuelve a ser igual y nosotros, tampoco. Cuesta encajar la muerte de esa persona tan especial. Sentir su ausencia nos fractura y en nuestro interior se generan emociones intensas y difíciles de sobrellevar. Aceptar lo ocurrido es una de las primeras tareas a afrontar, mientras nuestro entorno sigue su ritmo y nos impone integrarnos en las rutinas de siempre, cuando ya nada es igual.

Estar en el dolor que supone la falta de nuestro ser querido es muy difícil, la tristeza empaña todo y cuesta mucho encontrar el tiempo y el espacio para estar en ese desahogo tan desgarrador. Uno necesita calmar el profundo dolor que siente, porque sumirse constantemente en él, nos consume. Por eso, buscamos maneras de protegernos en la vida que nos rodea y esta protección nos ayuda a estar en ella. Estamos rotos y buscamos cobijo en espacios íntimos que nos ayuden a integrar el dolor de todo lo vivido y encontrar algo de sentido. Poco a poco, la vida nos empuja a seguir.

En esta labor titánica, buscamos aliados que nos distraen, una ayuda para acoger emociones difíciles donde incluso las palabras no alcanzan a expresar. En Vida y Pérdida constatamos los canales que ayudan a las personas en duelo en su camino de aprender a vivir tras la pérdida. Pensar en acciones concretas, hechos puntuales que han realizado o puesto en marcha, aficiones artísticas que les han ayudado a vivir el dolor. Desde manualidades hasta aficiones más concretas como la caligrafía, tejer, pintar, coser, bricolaje o la papiroflexia son acciones que han ayudado a muchas personas. La creatividad de las personas se vuelve un gran aliado.

Algunas de las madres y los padres de los grupos nos hablan de los beneficios que han encontrado con la vía creativa para reincorporarse a ciertas rutinas, en cosas que a veces no hubieran pensado y que reconocen que les ayudó a sobrellevar el dolor. Y es que estas actividades tienen muchos beneficios, desde los neurológicos que conlleva el activar una parte del cerebro afectada por el impacto de lo vivido, hasta potenciar ciertas habilidades manipulativas que refuerzan nuestra acción y calman nuestro dolor.

Una muestra de sus testimonios:

Lo manipulativo nos ayuda a relajar los pensamientos, centrar la atención y concentración: “La caligrafía creativa me ayudó en algunos momentos a no pensar. Buscaba motivaciones e intenté varias opciones…” Yanira, madre de Elia.
Buscar motivaciones para ocupar el tiempo y desconectar: “Necesitaba hacer cosas para salir de un presente que no me gustaba, en una búsqueda desesperada de un futuro posible. Hice de todo. Los criterios de selección fueron: priorizar “asignaturas pendientes”, realizarlas fuera de casa y en grupo.” María, madre de Virginia.
Sentirse útil en la tarea: “Hacer gorros y bufandas de lana para todo el mundo.” Julia, madre de Adrián.

Estas acciones que nos ayudan a sobrellevar el tiempo, nos dan un margen para reponer el desgarro de los primeros momentos del duelo, mientras activan partes de nuestro cerebro dañadas por el trauma vivido. Y conseguimos conectar de una manera diferente en la vida:

Cuando damos un significado, nos ayuda a conectar y dar sentido: “Aprender y practicar ganchillo implicaba ir a un sitio una tarde a la semana, el trayecto de ida y vuelta lo hacía caminando y además ir aprendiendo algo totalmente nuevo para mí que como consecuencia tenía un producto final… pensar en hacer cosas a determinadas personas.” Laura, madre de Víctor.
Crear: conectar con esa parte creativa que estimula: “Me refugié un poco en las manualidades realizando tarjetas de agradecimiento para otros.” Cristina, madre de Leo.
Nos ayuda a concluir algo que necesitamos: “Acabar y pintar la habitación de mi hijo Josu. El primer reto que me planteé fue tener su habitación terminada para su primer aniversario. Siempre recordaré las horas metidas su padre y yo, angustiados y tristes a más no poder, pero ilusionados por rematar las cosas que faltaban.” Marta, madre de Josu.
Asociar a un lugar o acción especial que nos encuentra con nuestro ser querido: “Los ramos de flores con un corazón al lado de una foto de Josu. A lo largo de todo el año voy cogiendo ramas, flores, a veces compro alguna, siempre tengo que tener mi florero preparado, especialmente en las fechas significativas. El hecho de salir con mis tijeras en busca de flores, y preparar el ramo con amor y detalle me encanta, y sé que a Josu también le gusta.” Marta, madre de Josu.